Cuatro meses de confinamiento han supuesto cambios en nuestras vidas, pero quitarnos la sonrisa no ha sido uno de ellos. En Las Latas, durante estos cuatro meses hemos seguido creciendo y adaptándonos a las circunstancias del momento. Para ello creamos #LatasTV, nuestro propio canal de televisión online, que durante 13 episodios nos ha planteado retos que hemos debido resolver de manera comunitaria.
Todo el mundo aceptó el desafío y, si no, que se lo digan a nuestros mayores, que han hecho un cursillo exprés sobre tecnologías de la información y la comunicación, para no perderse ni una sola videollamada. Ya fuera con Zoom o con la última actualización de WhatsApp, siempre estaban atentas a cualquier novedad tecnológica que facilitara la comunicación, o buscaban maneras de mantener el móvil lo menos caliente posible durante nuestras actividades online, desde el uso de guantes de horno hasta apoyarlo en un paquete de guisantes congelados, ¡hay que ver la de inventos y apaños raros que hemos hecho para estar conectadas! Y no os quiero contar el día que la sesión llevaba unos minutos de retraso… ¡se sumaban varios mensajes de vídeo recordando que estaban en línea esperando!
Con el grupo de mujeres, las sesiones han sido siempre festivas y muy entrañables, todo un momento zen de la cuarentena. No se nos ha pasado ni un cumpleaños de ninguna compañera, a las que hemos aprendido a saludar con originales vídeo-felicitaciones.
También los y las peques de Las Latas exploramos nuevas posibilidades. Una de las tardes, montamos un teatro de marionetas y representamos una pequeña obra original. Otra de las veces, asistimos como público a un concierto online que organizábamos con el grupo de rap con sus propias recetas de palomitas y snacks caseros saludables. Otros días nos daba por hacer videollamadas grupales y jugar sin hablar, sólo comunicándonos por gestos, mímica y el alfabeto de signos. Pero, sin lugar a duda, lo más divertido fue cuando a alguien se le ralentizaba el móvil durante su turno de dibujo y sólo podías oír su lucha contra una máquina que parecía haber tomado el control sobre lo que quería representar artísticamente.
En una de las ocasiones descubrimos cómo teníamos a un pequeño infiltrado, de tres años, replicando de fondo los retos de esa sesión y en otra, después de una de las primeras sesiones deportivas, fue muy divertido ver cómo, poco a poco, las cámaras se iban apagando y quedaban sólo las conexiones de audio… ¡se nota que durante la cuarentena algún momento de flojera física! Pero nunca de flojera comunitaria porque durante estos cuatro meses nos hemos acompañado como siempre y no nos han quitado la sonrisa.
Pese a las adversidades, barrio. Para seguir creciendo, Las Latas.