El pasado octubre tuvimos el placer de entrevistar a Pamela Palenciano, que visitó la sede de Asociación Garaje. ¿Que no sabes quién es? Entonces os animamos a que veáis su monologo "No solo duelen lo golpes".
Por Alejandra Cuaresma, Yéssica Romero, Jessica Salguero y Sonia Sánchez.
Pamela canaliza todo el daño que su exnovio de la adolescencia le hizo durante su relación y lo utiliza para concienciar a la gente de la repercusión de la violencia machista a día de hoy en forma de un extrovertido y claro monólogo. Le hicimos unas cuantas preguntas acerca, sobre todo, de la desigualdad de género, y ¡alucinamos con ella! Pamela Palenciano no solo es clara y decidida, también es transparente y sabe llegar al corazón de las personas. En conclusión, un ejemplo a seguir para cualquiera que quiera introducirse en el mundo del feminismo.
Entérate de las cosas que rondan en la cabeza de esta maravillosa mujer.
BUSCANDO FORTUNA (B.F.). ¿En qué momento decidiste que querías que tu historia ayudase a otras mujeres?
PAMELA PALENCIANO (P.P.). Después de todo lo que me sucedió, empecé a hacer terapia psicológica. Un día en la terapia de repente me dio ansiedad, me di cuenta de que en esa sala éramos dieciséis mujeres con el mismo problema y eso significaba que nosotras no éramos las tontas, que era un problema estructural y le pasaba a muchas mujeres. Me di cuenta de que era un problema de la sociedad en la que nos habían educado. Mi psicóloga me aconsejó que canalizase toda mi rabia y decidí empezar con una exposición de fotos, luego pasó a ser un taller sobre prevención de violencia de género y acabó siendo el monólogo sobre violencia machista que es a día de hoy. Definitivamente, lo que me movió a hacer esto fue la rabia: es una energía tan fuerte como el amor pero que a las mujeres toda la vida nos ha sido negada y, si sabes encauzarla, puedes crear cosas hermosísimas con ella.
(B.F.). ¿Crees que la actitud que tomaste con Lolo (un exnovio) es un problema que pasa con muchas chicas?
(P.P.). »Antoñita» no solo tiene por qué »nacer» de su novio Antonio, puede ser cualquiera: tu padre, un primo con el que te hayas criado, tu profe, el puto sistema… todo eso genera en ti una Antoñita y lo pagas con quien puedes que es tu hermana, tu prima, un hombre como Lolo… lxs que son iguales. Si encima te encuentras con un tío maravilloso, desconfías y quieres controlarlo todo porque en el fondo no te crees merecedora de cosas buenas y sientes que en algún momento te la va a pegar como te la pegó el otro.
(B.F.). Te metes en el papel de Antonio con total naturalidad, como si no te costara, ¿cómo consigues hacerlo sin que parezca que no te afecta?
(P.P.). Porque me da mucha rabia. Haciendo el taller, por ejemplo, sí lo veía a él y pensé en dejarlo, pero el teatro me permite que él pueda entrar en mi piel y que no se quede conmigo, sigo sintiendo su energía pero ya no le veo y logro poner esa distancia.
(B.F.). Hay una parte del monólogo en la que dices que te hace gracia cuando hablan de violencia doméstica porque Antonio la ejercía contigo en público, ¿a qué te refieres?
(P.P.). Porque la violencia doméstica es la violencia privada y como vivimos en una sociedad tan individualista donde creemos que la familia es intocable, parece que no le corresponde a nadie más que a quienes están dentro. Cuando, por ejemplo, te dicen que no te metas en cosas de pareja, yo creo que sí hay que meterse porque alguien tendrá que hacerles abrir los ojos. Llamarlo violencia doméstica es un eufemismo, hay que llamarlo por su nombre «violencia machista´´.
(B.F.). ¿Te han juzgado mucho por la parte en la que cuentas que eres tú quien ejerce violencia sobre Lolo o cuando pegas a Antonio?
(P.P.). Claro, es donde más me juzgan. La sociedad no está acostumbrada a este tipo de reacciones en mujeres porque hace 40 años no lo hacíamos, ahora que hemos despertado resulta que el mundo está lleno de maltratadoras. Pero la gente no ve que dentro del comportamiento que yo podía tener con Antonio la que sentía miedo y temblaba era yo, no era él. Algo muy curioso es que a las mujeres nos cuesta mucho menos reconocernos como «Antoñitas´´ públicas, mientas que los hombres eso no lo hacen. Claro, nosotras estamos muy acostumbradas al machaque.
(B.F.). La parte en la que cuentas que Antonio te rompió en móvil hablas de neomachismo, ¿crees que es igual de perjudicial que el machismo tradicional?
(P.P.). El fondo del neomachismo es el mismo que el de hace cien años, pero ahora en vez de pegar directamente a la mujer, rompen el móvil, pegan puñetazos, grita, te hacen sentir que tú tienes la culpa de todo…Yo prefiero el machismo tradicional, que vengan de frente, porque la sutileza mata. Cuando, por ejemplo, yo escucho: «Yo a mi chica le dejo que salga cuando quiera´´, pienso, “¿cómo que tú le dejas?”. Prefiero las cosas claras.
(B.F.). Si te encontrases con una chica en la misma situación o parecida a la que viviste, ¿cuál crees que sería la mejor forma de ayudarla?
(P.P.). Realmente lo que más me agota del monólogo no es contarlo veinte o treinta veces, es lo que viene después, las mujeres que se acercan a contarme su historia. Yo no puedo dar consejos, yo solo cuento mi experiencia para concienciar y para seguir curándome de esta mierda, porque Antonio sigue en mi vida. Pero la solución no la tengo yo, está dentro de cada una, tienen que sentirse libres. Luego está la parte borrega de esta sociedad capitalista, la que nos dice que todas las mujeres son iguales y que una vez hayan denunciado se habrá acabado el problema, cuando eso no es cierto, a cada una le valdrá una solución porque somos muy diversas que es lo bonito.
(B.F.). ¿Crees que las TICS (Tecnologías de la Información y la Comunicación) son un factor que influye a la hora de ejercer violencia machista?
(P.P.). Como todo, las redes sociales cuando se utilizan mal son perjudiciales, pero al final Facebook y todas esas redes lo único que hacen es reflejar lo que hay en la sociedad, Facebook es el patio de vecinos de hace veinte años. El peligro es que una persona pueda tener en sus manos el poder de controlarlo todo en una relación y eso es muy dañino.
(B.F.). ¿Crees que la pornografía ha deformado la forma de ver el sexo?
(P.P.). Voy a hablar de lo que siento y no de lo que pienso, porque el sexo lo hago con el cuerpo, no con la cabeza. Siento que mucho del deseo que nos han metido en la cabeza, tanto a hombres como a mujeres, no es real, y nos creamos una idea equívoca de lo que es mantener relaciones sexuales. Los hombres creen que la pornografía es el sexo actual y eso les hace mucho daño. La pornografía claramente es una industria patriarcal donde solo se ven planos del culo o las tetas de las mujeres y cuando se nos ve de cuerpo entero es en una posición sumisa. Que digan lo que quieran, pero en el porno hay muchas mujeres que están obligadas a hacerlo.
(B.F.). En el monologo haces referencia a «la otra´´ o «la eterna enemiga´´, ¿crees que la sororidad es fundamental dentro del feminismo?
(P.P.). Sí, ya mismo. Yo misma soy muy imperativa en mis críticas a muchas mujeres que, aunque a mí me caigan muy mal, yo podré hablar de ello en pequeño comité, pero en un lugar público tengo que medir mis palabras. Muy diferente es que yo critique a una mujer que es abusadora con otra mujer, que la haya echado del trabajo o maltratado. Hay mucha violencia institucional entre mujeres que no hay que callar, hay que decir «revísate tu Antoñita, tu patriarcado interno´´, pero yo siempre confío en las mujeres.
(B.F.). Hay una página que pulula por Internet llamada »Dominación machista». Es una página que apoya pensamientos como: “Nuestra misión es adoctrinar a la mujer como ser inferior destinado a respetar, servir, obedecer y seguir al hombre». Además, establece y difunde prácticas para tratar a la mujer como objeto y anular cualquier capacidad de decisión que pueda tener. ¿Crees que la gente que promueve estas páginas tiene alguna forma de abrir los ojos y darse cuenta de la realidad? ¿Cuál crees que es el criterio de esta gente para formar este tipo de blogs tan denigrantes y exageradamente crueles?
(P.P.). Yo confío en el ser humano y confío en los hombres, lo que no sé es si a mí, como mujer, me quedan fuerzas para educarles. Evidentemente, si lo hiciésemos entre todas seríamos más fuertes. En los que confío ciegamente es en los nenes de 14 a 18 años, porque en esa edad es mucho más fácil que exista un cambio de chip.
(B.F.). Muchas veces la gente cree que radicalizamos cuando alertamos sobre la inculcación en los roles de género los niños y niñas desde que somos pequeños ¿crees que cada vez se va a peor en este sentido?
(P.P.). El capitalismo y el patriarcado quieren que los roles de género se queden en su sitio. Por eso, cada vez que hay un avance en la Humanidad, el sistema se encarga de que se vuelva para atrás, se esfuerza por meternos en la cabeza a las niñas que somos princesas y que nos gusta el rosa y a los niños que son guerreros y luchadores y les gusta el azul.
(B.F.). Desde las campañas que hacen las instituciones públicas sobre violencia machista, hemos visto en muchas ocasiones cómo se centran en la prevención de la mujer ante una situación de violencia o violación más que en la educación o reeducación del hombre para que tengan claro que estas acciones ni si quiera son una opción ¿Crees que esto también es un punto de vista machista?
(P.P.). Claro, es que la responsabilidad es nuestra, pero no pasa nada, porque llamas al 016 y ya está todo solucionado, ¿no? Se nos hecha sobre la espalda el poder de solucionarlo y muchos veces ni siquiera depende de nosotras.
(B.F.). ¿Qué opinas sobre los colectivos que intentan fomentar el feminismo entre los hombres explicando que a ellos el machismo también les afecta por el tema de los roles de género, la presión social a lo que se ven sometidos por intentar ser siempre los mejores, etc.?
(P.P.). Yo me identifico un poco con estos colectivos, porque lo que yo hago también tiene que ver con decir a los hombres que están oprimidos y castrados por el patriarcado, pero se tienen que hacer responsables de sus privilegios. Yo les doy una de cal y otra de arena.
(B.F.). ¿Qué le responderías a la gente que dice «Yo no soy ni feminista ni machista, soy humanista´´?
(P.P.). Esa gente me encanta (risas). Hay mucha ignorancia y ésta es muy atrevida, es normal que quieran llegar al simplismo. Pero decir “yo no soy feminista ni machista” es como decir que cuando te bebes una Coca-Cola no vives en un mundo capitalista, vives en un mundo comunista. Yo soy activista feminista, he leído y me identifico con el feminismo.
(B.F.). En un monólogo que has representado hace poco en el Teatro del Barrio, en Lavapiés (Madrid), dijiste que querías dejar de hacer esto porque estás cansada de que no te lo reconozcan, ¿crees que a muchas de las personas no les llega tu mensaje porque le da miedo acercase al feminismo?
(P.P.). De lo que estoy cansada es de que las instituciones se piensen que por ser un monólogo de una o dos horas me tienen que pagar menos. No ven el esfuerzo y el trabajo que hay detrás de esto. También me da rabia que esas mismas instituciones me digan que no tienen dinero para algo tan importante como la concienciación contra la violencia machista.